viernes, 2 de octubre de 2009

Inteligencia vs. comunicación

Aunque el título de esta entrada puede parecer muy pretencioso, es una abstracción de un problema concreto, tonto y básico con el que me he encontrada ya varias veces. Se trata de imprimir un documento de muchas páginas en el orden adecuado. Es decir, empezando a imprimir por la última página y terminar por la primera para que al terminar la primera quede arriba y la última abajo.

Resulta que a día de hoy este tipo de tareas se automatizan en software para que el usuario no tenga que hacer ningún trabajo. Todo el mundo hace software inteligente para evitarte bien ir imprimiendo página por página o bien empezar a pasar las hojas ya impresas una por una como si fueran cromos para corregir el orden. Pues bien, el problema es que aquí todo el mundo es muy inteligente, pero nadie lo es lo suficiente como para pensar que los demás también lo son. Es decir, Acrobat Reader es un prodigio de inteligencia y le pasa a la impresora la lista de páginas empezando por la última y terminando por la primera, a su vez la impresora inteligente (una maravilla de la inteligencia) recibe la lista de hojas y decide cambiar el orden OTRA VEZ para dejarte la primera arriba. Con lo cual te queda la lista de hojas en el orden exacto que NO querías y te toca ponerte a jugar a los cromos: "sipi, nopi, .. "

Todo el problema se arreglaría con un poquito más de comunicación entre máquina y programa. Por ejemplo: el programa le dice a la impresora "yo ya ofrezco opción de imprimir de atrás hacia a delante" así que la impresora no toca el orden. O bien "hey, impresora, la primera hoja del documento esta vez va la primera de la lista. Tú verás si cambias el orden o no... Hey, esta vez va la última de la lista, así que no vayas a cambiar el orden". Pues nada, lo que tenemos a día de hoy son mil productos inteligentes haciendo el tonto en grupo.

Eso mismo se puede aplicar al tratamiento de imagen: La cámara de fotos te aumenta un poquito automáticamente contraste y gamma, que en un grado pequeño suele ser una corrección necesaria y siempre agradable a la vista; el visor que utilizas, que también sabe de eso, aumenta automáticamente el contraste y gamma de la imagen para pasársela al monitor (sin tocar los datos del archivo); por último, el monitor, que conoce estos problemas, aumenta el contraste y gamma de la imagen que le llega... Al final la imagen en pantalla y la original no tienen nada que ver. Lo mismo es aplicable a la impresión de imágenes. Pero dispositivos de pacotilla, ¿no veis que yo ya lo ha ajustado todo en un editor de imágenes?

En fin, uno, que es aficionado a la robótica, lo ha relacionado enseguida con esas teorías nuevas de la información compartida. Resulta que un conjunto de muchos robotitos tontos que comparten su información en tiempo real son mucho más capaces de cualquier objetivo que un Asymo con toda su potencia de cálculo. Las hormigas y las abejas están siendo una gran fuente de inspiración para la robótica teórica de nueva generación, mientras que los dispositivos informáticos parecen seguir teniendo su modelo en el tiranosáurio. ¿Será Google capaz de arreglarlo?

Ya sabéis, tened en mente qué impresoras cambian el orden a los documentos y cuáles no para saber cuándo debéis dar la orden y no perder la mañana jugando a los cromos.

Que la fuerza os acelere

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